La página en blanco, o el campo de Higgs




El poema sería el punto de equilibrio entre dos universos poéticos.

La clave del poema es que su carga poética sea cero, de modo que cualquier carga -poética-, positiva o negativa, lo desestabilice; dando así lugar a un big bang del que surja un universo poético.

Podemos decir que los poetas tienen carga poética positiva, ya que generan poesía, y que los lectores tienen carga negativa, o carga anti poética, ya que la demandan. También podríamos decirlo al revés, dado que es una cuestión de mera nomenclatura, o de punto de vista, como ocurre con la materia y la antimateria, o con las cargas positiva y negativa del electromagnetismo. De cualquier modo, el punto de equilibrio, el ¨cero poético¨ sería el mismo: el poema.

Parece paradójico, pero dentro de los límites de la analogía no lo es. El poema como equilibrio naturalmente inestable, como singularidad, como objeto literario que encierra mundos gemelos a cada lado de sí. Tan infinito uno en sus interpretaciones como insondable su opuesto, tan profundo un extremo cuan aguda la capacidad de escrutinio del otro.

Un agujero negro de proporciones humanas, y la forma poética -sea cual sea- conteniéndolo, como horizonte de sucesos.

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