De ahí.


De ahí mismo;
de entre mis pasos, y los de la gente que abarrota la calle;
de entre mis pensamientos turbios,
preocupados.

Del regusto lejano del café,
entre el humo de los coches,
el estruendo de las obras,
y el tráfico.

Es de ahí de donde hablo.

De entre faldas, pantalones y zapatos;
de entre hombres y mujeres,
y otros hombres y otras mujeres,
y de entre ellos y yo.

De entre la infancia y la lasitud.

Del presente, sin privilegiarlo.

Busco el lugar que rodea la sombra,
el intersticio entre dos nombres,
el algoritmo para cada silueta,
el muro de lo inefable.

ritardando
Del regusto lejano del café,
entre el humo de los coches,
el estruendo de las obras,
y el tráfico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

diamante o párpado

Acaso  el preciosismo  en la poesía   dependa  de la joya en la mirada: si es un diamante o un párpado,  es decir, si multiplica u opaca. Te...